La casa es algo más que una estructura inerte concebida con fines puramente funcionales y realizada a base de materiales a los que tan solo se les exige buen precio, resistencia o duración.
Así, el lugar que habitamos podría compararse a un organismo vivo y sus funciones y materiales a los órganos y a la piel: las paredes serían nuestra tercera piel (después de nuestra ropa). Y todas estas pieles cumplen funciones esenciales para la vida: nos protegen y aíslan de las inclemencias atmosféricas, respiran, absorben, evaporan, regulan y comunican.
La bioconstrucción integra las técnicas y los avances científicos más recientes con una concepción global y ecológica de la relación entre las viviendas y las personas que las ocupan. En este sentido, la casa forma parte integrante del ecosistema planetario y es en sí misma consumidora de energía, materiales, aire y agua, que devuelve al entorno en forma de desechos y residuos que pueden ser altamente contaminantes, si no adoptamos una actitud racional, tanto en el ahorro energético como en el abandono progresivo del uso de productos sintéticos y tóxicos.
Muy interesante el tema y siempre he pensado que la ingeniería civil debería aplicar estos conceptos en construcción de edificios, sobre todo oficinas de trabajo… ¿hay posibilidades de reorganizar casas muy pequeñas con el fin de hacerlas más ecológicas?. ¿Hay posibilidades de construir un huerto en el techo de la casa?