El ruido ambiental

Como ciudadanos de países industriales, vivimos inmersos en un mundo de ruidos que resultan ya inseparables de nuestro quehacer cotidiano. En las ciudades -sobre todo en las grandes urbes- la causa principal de contaminación sonora es achacable al tráfico rodado y al consecuente zumbido de motores, pitidos y acelerones, que molestan tanto a los conductores como a quienes viven en edificios cercanos. A esto habría que sumar los efectos de las vías férreas -muchas veces cercanas a inmuebles y viviendas-, los aeropuertos -cuyo ruido supera con mucho el límite tolerable- y la industria en general.

Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), España es el país europeo con mayor índice de ruido y el segundo del ranking mundial, después de Japón. La Dirección General del Medio Ambiente achaca las causas de esta fuerte contaminación acústica a la desorganización urbanística, el tráfico rodado, los hábitos culturales y, sobre todo, la falta de control de los ruidos industriales. Por su parte, los países de la Comunidad Económica Europea han duplicado su tasa de ruidos en los últimos años.

El problema de la contaminación sonora constituye, pues, un factor más de riesgo para nuestra salud, hasta tal punto que se ha convertido en una de las cuestiones a las que mayor atención dedican los organismos oficiales. De hecho, continuamente se aprueban leyes para reducir, limitar o eliminar los ruidos molestos, impulsadas normalmente por razonables protestas. Algo que resulta mucho más difícil con la contaminación eléctrica, electromagnética o radiactiva, apreciable tan solo a través de equipos especiales, pero imperceptible a nuestros sentidos ordinarios.

Tags:

No hay comentarios todavía.

Deja una respuesta